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Hemos llegado a la celebración del bicentenario de nuestra independencia, rodeado de unas circunstancias que nunca nos habríamos imaginado: Estamos en medio de una pandemia, quizás la más terrible de nuestra historia. Y con un marco político de duda e incertidumbre sobre el futuro de nuestra patria. Pero, el Perú es más grande que sus problemas. Elevamos al Señor nuestras oraciones y nos apoyamos en Él para que nos ayude a salir adelante. Como dijimos en el salmo Responsorial: ¡El Señor es compasivo y Misericordioso!
Se cumplen 200 años de la independencia de nuestra patria. Y damos gracias a todos aquellos hombres que lucharon por nuestra libertad y por los que a los largos de estos años ayudaron a forjar la identidad de nuestro país.
El 28 de julio de 1821 se concretó el grito libertario que empezó bastantes años antes con los numerosos precursores de nuestra independencia: Túpac Amaru, Francisco de Zela, Mateo Pumacahua, y muchos más; tuvieron que pasar algunos años de lucha, para que sea haga efectiva la inquietud de tantos peruanos provenientes de distintos ambientes.
El Perú es fruto de la unión del elemento autóctono y del elemento hispano. Fue necesario que pasaran varios siglos hasta que se consolidará nuestra patria. El Perú es la fusión de ambas culturas que han dado a luz una nueva criatura. Ese es el Perú.
Esa nueva criatura se fue desrrolando, se fue haciendo adulta. Fue necesario liberarse del yugo español para poder iniciar un camino autónomo e independiente. Nació una joven nación con un horizonte y un destino propio.
Ha costado mucho la independencia de nuestra patria. En estos 200 años se ha ido haciendo nuestra nación y su identidad. Hemos revalorizado elementos, que quizá quedaron en el olvido. Hemos tenido capítulos gloriosos y también episodios dolorosos. Hemos avanzado en muchos aspectos, pero a la vez hay mucho camino por recorrer. Deseamos que todos los peruanos puedan acceder a una vida con un mínimo de bienestar. Que puedan gozar de un salario justo; que tengan una vivienda digna. Una educación de calidad. Una atención médica de nivel y asequible. También queremos un país organizado, donda funcione la justicia y tengamos seguridad. Todo ello en un marco de libertad, tanto personal como asociativa.
La independencia es sinónimo de libertad. Esa independencia hay que cuidarla y defenderla, no es algo estático. Hace 200 años nos liberamos del yugo del dominio hispano. Hoy día hay que protegernos de otros yugos, que vienen de la mano de ciertas ideologías nocivas que nos quieren imponer y que vienen de otros lugares, no precisamente del Perú: se atropella la vida imponiendo el aborto y la eutanasia. Yugo es la corrupción que impide el uso eficiente de los recursos. Yugo es la ideología del género, que enfrenta hombres con mujeres, rompiendo los principios morales naturales. Yugo es la ideología marxista que fomenta la lucha de clases y al Estado como el único gestor de la sociedad, coactando la libertad de expresión y de asociación. No pretendo hacer un glosario de “los yugos” que constituyen un peligro para el desarrollo de nuestra Patria, solamente menciono algunos para que estemos en alerta.
El Evangelio de hoy nos trae la parábola del trigo y la cizaña. Hay “de todo” en el campo, hay buena semilla y también de la mala. Queremos ser sembradores del bien, de la verdad y de la justicia, pilares fundamentales para sacar adelante nuestra patria. La independencia es un tesoro que hay que cuidar. Vamos a seguir construyendo el Perú, pero en un ambiente de respeto y de paz ciudadana.
Nuestra Constitución reconoce el papel destacado que ha cumplido la Iglesia Católica en la formación del Perú, esto es un hecho que se puede constatar. En cualquier pueblo de nuestra patria, en su plaza de armas, junto al local municipal hay allí una Iglesia católica. La fe Católica ha sido uno de los valores más preciados de nuestra identidad nacional. Es al calor de la Fe que se da el encuentro entre la cultura española y la cultura indígena, que forja nuestra identidad mestiza y que se refleja en la religiosidad popular. ¡Cuantas expresiones de la Fe hay en las tradiciones, en la música, en las artesanías, en la literatura, etc.!
En el Perú, la Fe conforma un tesoro que ha sido como la piedra angular sobre la cual se ha construido la sociedad y que mantiene unida a la familia a lo largo de los años y en medio de las crisis. Es un tesoro que debemos cuidar, que hemos recibido de nuestros padres y abuelos y que se debe transmitir a los hijos y nietos, de generación en generación, pero que lamentablemente a veces parece que se está perdiendo.
La celebración del Bicentenario es una ocasión para reflexionar sobre nuestro pasado y sobre nuestro futuro, de dónde venimos y adonde queremos ir. Pido al Señor para que nuestra Patria se reconcilie. Para que los gobernantes fomenten la unidad nacional y para que todos los peruanos trabajemos por el bien de nuestra patria.
Pidamos al Señor, a María Santísima y a San José, Patrono del Perú, que protejan nuestra patria y nos traigan paz, justicia y bienestar para todos.
Y ¡Que viva el Perú!
San Vicente de Cañete, 27 de Julio 2021
+ Ricardo García García