- Presidente de la CEP, Monseñor Miguel Cabrejos señaló que la piedad popular debe construir un país fraterno y en paz.
A propósito del 203° Aniversario de nuestra Independencia Nacional, la Conferencia Episcopal Peruana publicó el mensaje “Recuperemos la esperanza en la riqueza de la peruanidad”, suscrito por el presidente de la CEP Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, quien remarcó que “hoy, el Perú nos convoca a ser constructores de esperanza”.
El documento empieza con las interrogantes: ¿Qué queremos hoy del Perú? ¿Cómo entendemos la peruanidad? ¿No es acaso cohesión social y sentido de pertenencia? y reflexiona que el deterioro y enfrentamiento de nuestras instituciones y su falta de credibilidad han dado lugar a una gran fragilidad política y social que impide promover el desarrollo humano integral.
A continuación el mensaje completo (Descargar el PDF)
RECUPEREMOS LA ESPERANZA EN LA RIQUEZA DE LA PERUANIDAD
“La esperanza no es espera pasiva de que todo se resuelve, sino una actitud activa para construir un mundo mejor” (Papa Francisco)
Hermanos todos.
Hoy el Perú nos convoca a ser constructores de esperanza.
- Nuestra querida Patria se encuentra en una prolongada crisis política, económica, social, moral y espiritual, que nos obliga a preguntarnos: ¿Qué queremos hoy del Perú? Los valores de libertad, soberanía, democracia, justicia, igualdad y unidad nacional deben seguir encendiendo la llama de la esperanza para la grandeza del Perú que desde tiempos prehispánicos dio vida a una Gran civilización, con importante influencia entre naciones y que ahora se reaviva.
- Doscientos años después de nuestra independencia ¿Cómo entendemos la peruanidad? ¿La peruanidad no es acaso cohesión social y sentido de pertenencia? ¿no es acaso un crisol donde se funden las más diversas tradiciones y culturas, y dónde se crea una identidad única y diversa?
- En la actualidad, el deterioro y el enfrentamiento de nuestras instituciones y la falta de credibilidad en ellas, la carencia de liderazgos sociales, políticos y sobre todo éticos; la débil ausencia del Estado y la escasa infraestructura sanitaria, educativa, vial y de otros servicios públicos, sobre todo en las zonas más alejadas de la Patria, han dado lugar a una gran fragilidad política y social que impide promover el desarrollo humano integral.
- La democracia peruana ha resistido a las amenazas que la han querido dañar y dado que la democracia es un sistema de vida, es el respeto a la dignidad humana y a sus derechos fundamentales, necesita de la participación permanente y activa de la sociedad civil como protagonista de su propia historia, sobre todo de nuestros jóvenes quienes tienen que ser los verdaderos protagonistas de una nueva sociedad.
- El Pueblo peruano al elegir a sus representantes debe exigirles que se creen mecanismos eficaces de gestión y control con alta competencia profesional y probidad moral que aseguren que las decisiones políticas promuevan verdaderamente el bien común, la justicia, la equidad y la estabilidad democrática.
- Por ello, necesitamos unirnos, romper con la indiferencia e insensibilidad, encaminándonos hacia una cultura de la legalidad y de fraternidad social, basada en la dignidad humana y la promoción del bien común. ¡Hoy necesitamos hacer un nuevo compromiso por el Perú, recuperando la riqueza de la peruanidad!
- La corresponsabilidad es la misión del presente. Nadie puede fingir que no le atañe la vida del otro. El desafío del necesario cambio de las estructuras sociales nos compete a todos, a cada quien, en su rol, como dice el Papa Francisco: «Un verdadero plan social debe incluir a todos y cada uno de los ciudadanos. No hay democracia con hambre, ni desarrollo con pobreza, ni justicia en la inequidad.»
- Un nuevo compromiso por el Perú comporta una justicia restaurativa, cierra heridas y compensa el dolor ante el exceso y el abuso. La justicia restaurativa repara el daño, repara las relaciones afectadas y busca la reconciliación y la necesaria sanación.
- El Papa Francisco nos ha enseñado y sigue enseñando que “necesitamos un diálogo nacional”, que contribuya a nuestra reconciliación y a la construcción de un Perú más próspero y fraterno. En este contexto, el diálogo es la mejor forma para ver la verdad con nuevos ojos, vivir la vida con una actitud diferente y encontrar una base común que trascienda las diferencias (Cfr. Fratelli Tutti 198)
- Es urgente, abrir un diálogo persistente en el tiempo, valiente en las propuestas y vinculante en las decisiones que genere acuerdos y compromisos para todos y recupere la gran reserva moral y espiritual de la peruanidad, con sus valores y riquezas para encontrar nuevos caminos de entendimiento. Necesitamos de la mejor política y de la amistad social, como lo enfatiza el Papa Francisco en la Encíclica Fratelli Tutti n.2, y la sociedad civil debe comprometerse a ello.
- Debemos tener en cuenta también que la piedad popular de tanta riqueza en el Perú alimenta la fe y la esperanza de nuestro pueblo. En ella “podemos ver la forma en que la fe, una vez recibida, se convierte en cultura y se transmite a través de símbolos, tradiciones y prácticas.» (Papa Francisco).
- Es un distintivo de nuestra peruanidad la devoción y la fe de millones de peruanos y debe ser una de las columnas que cohesione a la sociedad con un solo propósito de construir un país fraterno y en paz.
- En estas fiestas patrias, invoquemos al Señor de los Milagros, ícono de la fe y esperanza de nuestro pueblo, a la Santísima Virgen de la Merced, Gran Mariscala del Perú, para que nos acompañen y sostengan en la construcción de nuestro querido Perú, con especial mirada a los más débiles y vulnerables.
Presidencia de la Conferencia Episcopal Peruana