Estimadas autoridades y queridos fieles:
Nuevamente nos reunimos a celebrar las Fiestas Patrias, con la Misa conocida como “Te Deum”. Es una Misa de Acción de Gracias, en la que alabamos a Dios por los dones que ha derramado sobre nuestra Patria.
El General Don José de San Martín, ya el 29 de julio de 1821 pidió al arzobispo de aquel entonces que se celebrara la Misa y se cante el Himno Te Deum. Más allá de lo anecdótico, es cierto que damos gracias a Dios por todas las cosas buenas que hay en nuestro país, por las muchas bellezas que hay en nuestra patria y por la rica historia que tenemos.
Sin embargo, creo que en estos momentos todos los peruanos experimentamos sentimientos de dolor y preocupación por nuestro país. Percibimos que nuestra patria está enferma, padeciendo un cáncer generalizado, que si no se ataja a tiempo puede ser mortal. Es cierto que nuestra tierra padece males que vienen desde hace mucho tiempo: pobreza, desigualdad, falta de atención a las necesidades básicas de los más necesitados, falta de presencia del Estado en muchos lugares y muchos más, pero pareciera que los males se han agudizado en este último año. La corrupción se ha instalado en los niveles más altos del gobierno, en el Ejecutivo y también en el Legislativo, y en muchas más instituciones del País, tanto públicas como privadas. Nos estamos acostumbrando a esta situación porque cada día somos testigos de inimaginables escándalos.
Todos los peruanos experimentamos una situación de desgobierno que se manifiesta en un deterioro generalizado de nuestro país, agravado por una difícil situación económica, ausencia de trabajo e incremento de la criminalidad. A todo esto, se ha sumado la crisis internacional producida por la injusta guerra entre Rusia-Ucrania, que no ha hecho más que agravar lo descrito. No pretendo hacer una lista de los males que hay en nuestro país; como un peruano más manifiesto el sentir de todos los ciudadanos.
¿Qué hacemos ante esta situación? Empecemos pidiendo al Altísimo que nos ayude a salir de esta problemática, que mueva los corazones y la conciencia de los que son responsables.
Pero también, debemos pensar que la “corrupción” no es algo que venga de la nada. Es consecuencia de una serie de actos malos, contrarios a la ética y a la moral, que pueden ser de diversa magnitud y gravedad; y que sumados crean este “ambiente corrupto”, que termina absorbiendo a gente que quiso ser limpia y transparente, pero el ambiente les empujó. Por ejemplo, si no doy esta coima, no ganaré ninguna licitación; no hice la revisión técnica y entonces coimeo al policía. Como estos son muchos los ejemplos.
Personalmente, cada uno en el sitio donde estamos, luchemos y evitemos esos posibles actos corruptos, que está en nuestras manos lidiar con ellos.
En octubre nuevamente acudiremos a las urnas a elegir autoridades regionales y municipales. Que seamos cautos, exigentes y que sepamos quién es quién y por quién votamos. A la prensa, he de pedirles que actúen responsablemente, informando con la verdad y no sesgados por incentivos económicos.
Todas las autoridades estamos para servir. Es el ejemplo del Evangelio de hoy: la Madre de Dios va a servir a su prima Santa Isabel, quien concibió a Juan Bautista en su ancianidad. Sin que se lo diga a nadie, la Virgen va y está con Isabel muchos meses hasta que da a luz. La Madre de Dios no tiene reparo en humillarse para atender a su pariente que está necesitada. Para eso estamos: para servir y no servirnos de nuestros cargos.
Nosotros hacemos la Historia de nuestro País. Hay que ahogar el mal en abundancia de bien. Ser generadores de bien, hagamos esfuerzos, como dice el lema de nuestra Patria: “Firme y feliz por la unión”. Renovemos la esperanza a nuestro Pueblo y seamos sembradores de bien, para sacar adelante nuestro país.
¡Feliz 28 para todos! Con la ayuda de Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima, que así sea.
Iglesia Catedral de San Vicente de Cañete, 27 de Julio de 2022
† Mons. Ricardo García García
Obispo Prelado de Yauyos