Hoy por la mañana, antes de salir a dar clases, me despedí del P. Fernando Cintas Rosa: nos dimos un abrazo y le pedí que me diera la bendición. Me puse de rodillas y él posó sus manos sobre mi cabeza. Mientras recitaba la oración tuve el atrevimiento interior de pedirle que me diera una parte de su espíritu como se lo pidió Eliseo a Elías. Y es que el Padre Fernando es un referente para quienes llevamos el precioso ministerio del Orden Sagrado. En estos días he sido testigo del cariño que le han prodigado quienes han sido sus feligreses por más de 25 años (1985-1989 \1998-2023) Así como ellos tienen un recuerdo con él yo también lo tengo.
Cuando el P. Fernando servía generosamente de párroco en mi tierra de Matucana, atendió espiritualmente por dos veces a mi abuelito Amadeo Espíritu Meza. Yo contaba con 5 años, cuando llego a la casa enfundado con su impecable sotana, una estola morada y portando un estuche negro. Era la primera vez que miraba a un sacerdote así de cerca y que visitara la casa. Mis padres y mi abuela lo condujeron donde el «papito» (apelativo cariñoso para llamar a los abuelos) para que le reconforte con los santos óleos, estaba muy grave.
Lo curioso y sorprendente para los míos era que luego de esa visita se recuperó totalmente. Lo que no sabía en ese momento era que uno de los posibles efectos del sacramento de la unción de los enfermos era el restablecimiento de la salud corporal, si conviene a la salud espiritual.
Pero al cumplirse el año mi abuelo volvió a recaer, ya quizás en el plan de la Providencia de Dios estaba para irse al cielo. Acudió nuevamente y pronto el P. Fernando, a pesar de las múltiples tareas que tenía como párroco y director del CECAT ahora institución educativa de secundaria “San Juan Bautista”. «Su fe es muy impresionante» fue el comentario que salió de sus labios en esa ocasión al terminar de asistir a mi abuelito. Mi familia le estuvo agradecida por estar en esos momentos difíciles.
Historias como estas son las que ha dejado nuestro querido P. Fernando en las vidas de muchas personas y en la mía.
«Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos» (Lc 17, 10) fueron las palabras que parafraseó ayer en las vísperas de su viaje, como para dejarnos en claro que en estos fecundos años de ministerio sacerdotal siempre estuvo la gloria de Dios y no la suya. Las buenas gentes maleñas (San Pedro de Mala) portando velas encendidas quisieron sorprenderlo con una «serenata» adelantada de cumpleaños y despedida. En un gesto de agradecimiento, sencillez y paciencia que lo han caracterizado replicó este detalle con una canción popular que cantó y dice así:
A todos nos emocionó y seguramente a más de uno sus ojos lagrimearon. Todos llevamos en la memoria algo que nos ha repetido constantemente en estos días de agasajos y despedidas con los distintos grupos y hermandades. Es como la lección que quisiera que nos lo metiéramos en lo más profundo del corazón: «Permaneced firmes en la fe» (1Cor. 16, 13).
Pbro. Marvin Leonel Cárdenas Espíritu
21, setiembre del 2023. Fiesta de San Mateo Apóstol