Una vez más hemos llegado a la Semana Santa, que es el centro del año litúrgico: revivimos en estos días los momentos decisivos de nuestra redención.
La Iglesia nos lleva de la mano con su sabiduría y creatividad de tantos siglos, del Domingo de Ramos a la Cruz y a la Resurrección, pasando por la institución de la Sagrada Eucaristía.
La Iglesia vuelve a vivir esos momentos cruciales para la humanidad, que pasaron desapercibidos para la mayoría de los hombres, pero que ahora se celebran en todo el mundo. Y se trata de revivirlos, porque siguen teniendo un infinito valor salvífico, pero que, a cada uno, personalmente, le toca aplicar. Hay que acercarse a esa fuente de gracia, depende de cada uno el poder aprovecharla.
Estos días son oportunidad para darnos cuenta del gran mal, que causa todos los males de mundo: el pecado. Pero a la vez el gran remedio: el amor de Dios a los hombres, que quiere que todos se salven y por eso envió a su Hijo, para rescatar a toda la humanidad.
Vivimos tiempos agitados, de conflicto y de enfrentamiento, también de dolor y sufrimiento. En el Señor encontraremos esperanza y alegría para la lucha. El Señor muere, pero resucita vence al demonio, al pecado a la muerte y con Él, también nosotros. Por eso debemos tener confianza y esperanza en Dios y seguir esforzándonos por hacer el Reino de Dios, a pesar de las contrariedades, porque ¡Dios está con nosotros!
Que seamos generosos y nos hagamos espacios y tiempo para participar de la Semana Santa. Estos días deben ser ocasión para un reencuentro con el Señor. Solo con un clima de recogimiento interior será posible descubrir el gran Amor que Dios tiene a cada uno de nosotros. Los animo a meditar la Palabra de Dios, a participar en los oficios, a acercase al sacramento de la confesión y a recibir la Sagrada Eucaristía.
Para todos una provechosa Semana Santa y una Feliz Pascua de Resurrección.
Mons. Ricardo García García
Obispo-Prelado de Yauyos
San Vicente de Cañete, 30 de marzo 2023